Llevamos a cabo un proceso de formación para la capacitación en salud de personas inmigrantes en riesgo de exclusión social basándonos en las necesidades y prioridades expresadas por ellas mismas. Son beneficiarias de los programas de protección internacional como solicitantes de asilo. El objetivo es explorar y mejorar sus conocimientos y habilidades en relación a la salud y que puedan ser referentes para sus iguales y el resto de la sociedad. Mediante una serie de cursos-taller trabajamos juntos adquiriendo conocimientos y habilidades. Cada sesión tiene una metodología docente diferente según el tema: organización del sistema sanitario, el acceso al mismo, hábitos de vida saludable (ejercicio físico y nutrición saludable), prevención de enfermedades de transmisión sexual…Cada participante es el centro de su propio proceso de formación. Es una actividad colectiva, de interrelación personal y transcultural. Los usuarios, al finalizar, expresan que se sienten más autónomos e independientes para tomar sus decisiones, satisfechos de poder ayudar a otras personas a recuperar su salud. Autonomía que genera seguridad y confianza en el/la usuario/a, dos piezas claves en su proceso de integración. Ya que adopta el papel de orientador, es decir, les informa y acompaña a otras personas, convirtiéndose en agente de salud entre iguales. El impacto social es muy positivo, ya que les otorga herramientas para involucrarse de una manera íntegra e independiente en la sociedad de acogida
Formación transcultural para la capacitación de referentes en salud entre iguales: mejorando la sociedad.
Hay un extenso conocimiento sobre la relación entre las desigualdades sociales y las desigualdades en salud, evidenciándose que el trato de los profesionales de la salud tiene una gran influencia en el acceso y el uso que se hará de los servicios sanitarios. El objetivo principal del proyecto es explorar y mejorar los conocimientos y habilidades de inmigrantes en riesgo de exclusión social en relación a su salud. Se pretende que adquieran autonomía e independencia para entender la información que precisen y tomen sus propias decisiones; además podrán ser referentes en salud para sus iguales y para la sociedad de acogida. Desde una perspectiva salutogénica hemos abordado la promoción y la protección de la salud de personas inmigrantes en riesgo de exclusión social. Desde una iniciativa proactiva les hemos propuesto que se conviertan en activos de salud para sus propios iguales y nuestra sociedad. Les planteamos un reto de capacitación mediante la información y formación participativa basándonos en sus propias necesidades y prioridades expresadas. Con ello se favorece el desarrollo de las habilidades individuales y sociales y las competencias necesarias para acceder y utilizar el sistema sanitario y la información sobre la salud. Se trata de un proceso que tiene como objetivo empoderarlas para que puedan tomar las decisiones más adecuadas contribuyendo así a la mejora del estado de su salud individual, pero también la de la sociedad, favoreciendo la integración en la misma.
Nuestro centro de salud está ubicado en una de las zonas de mayor nivel socio-económico de la ciudad. Por lo que hemos dirigido nuestros esfuerzos a nuestros usuari@s en riesgo de exclusión social. Son personas inmigrantes beneficiarias de los programas de protección internacional como solicitantes de asilo, ayudadas por una ONG. Los perfiles han sido muy heterogéneos en sus diferentes indicadores de edad, género, nacionalidad, nivel cultural, temporalidad en los programas, etc.
Mediante sesiones trabajamos poniendo en común experiencias, dudas e inquietudes. Les proponemos el reto de adquirir conocimientos y habilidades para ser referentes en salud. Solicitamos que expresen sus necesidades y prioridades. A partir de ellas elaboramos el plan formativo. Cada sesión tiene una metodología docente diferente según el tema que se trate. En la primera reunión vamos descubriendo cómo está organizado el sistema de salud y cómo acceder a los distintos niveles, quién forma los equipos de atención primaria, y distintas prestaciones de la seguridad social. En la de prevención de enfermedades de transmisión sexual, cada persona que quiere practica la puesta y retirada del preservativo, trabajamos la motivación y mediante rol-player se adquieren habilidades para negociar con la pareja su utilización. En el taller hábitos saludables practicamos ejercicio físico: higiene postural, estiramientos de espalda, respiración y relajación. La de primeros auxilios tras exponer qué hacer ante una emergencia practicamos RCP básica con los torsos facilitados por el 061. Finalizamos con la jornada de nutrición saludable: vemos la pirámide alimenticia, los principales problemas digestivos que presentan los usuarios y recomendaciones en situaciones especiales. Se elaboran menús con alimentos de temporada y platos de sus países de origen. Terminamos comiendo juntos. En cada una de las sesiones hay traductor de árabe, francés, inglés, ruso/ucraniano y bambara.
En 2018-19 participaron 75 y 81 personas respectivamente (58% hombres, 42% mujeres), con edades comprendidas entre los 14 y los 63 años (media de edad 30 años). Los países de origen más frecuentes fueron Venezuela, Colombia, Yemen, Senegal, Costa de Marfil, Marruecos, Camerún, Ucrania, Palestina, Mali y Guinea Conakry. Los usuarios expresan que “se sienten más autónomos e independientes para tomar sus decisiones, satisfechos de poder ayudar a otras personas a recuperar su salud”. Desde nuestro punto de vista, ha tenido un impacto muy positivo. A nivel individual, el conocimiento adquirido se traduce en una mayor autonomía que genera seguridad y confianza, dos piezas claves en su proceso de integración. Con sus iguales genera debate sobre lo aprendido y fomenta sus ganas de aprendizaje. Algunos adoptan el papel de orientador y acompañan al médico a personas recién llegadas, convirtiéndose en agentes de salud entre iguales, lo que les ayuda a afianzar sus redes de apoyo. Además, al promover la transmisión de la información a personas inmigrantes o no, otorga herramientas para involucrarse en la sociedad de acogida de una manera íntegra e independiente. AB, 21 años, adicto a drogas y alcohol, se prostituía y no usaba preservativo. Actualmente es cocinero de un restaurante en el centro de la ciudad, niega consumo de drogas y alcohol y relaciones de riesgo. Está decidido a sacar de la droga y de la calle a un amigo.
La propuesta formativa e innovadora que se valora tiene su principal activo en colocar a la persona participante en el centro de su propio proceso de formación y no sentirse un simple objeto finalista de intervención. Para la puesta en valor del sujeto, más allá de sus características de persona refugiada e inmigrante, es fundamental incidir en sus necesidades y prioridades, su grado de motivación, de vinculación con los profesionales, de acción colectiva y grupal, de interrelación personal y cultural, donde se produce una sinergia interactiva muy satisfactoria. Compartir la diversidad desde la ausencia de prejuicios y desde una perspectiva sistémica, integradora e inclusiva es el motor de acción de esta iniciativa. El poder acompañar a los participantes en un proceso formativo circular y horizontal es una apuesta arriesgada. Nos basamos en una metodología social cuya mayor repercusión es la puesta en valor humana, holística e integral que da fuerza y dignidad al proyecto. Al ser vivo y abierto, no cerrado y finalista, los resultados dependen directamente del clima generado y del valor otorgado por los participantes, de manera horizontal y sin jerarquías, a través de la implicación y creencia en el proyecto. Es fundamental conocer el manejo de una participación activa donde el protagonismo y el reconocimiento de cada persona y cada contexto grupal es clave para que cada uno se sienta partícipe de la creación colectiva formativa, interactiva y en red que se genera.
Facebook: 2
Twitter: 25
Total: 27
Con las puntuaciones obtenidas en la fase de redes sociales, el jurado hará la valoración final de las iniciativas y determinará los proyectos ganadores.